En mis años de búsqueda y formación, se atravesaron libros al azar (algunos dirán sino), que por algún tiempo los sobrevalore. Los libros de Carlos Castaneda, por ejemplo. Guru de hippies a finales de los sesenta y principio de los setenta, la serie de novelas basados en las enseñanzas del brujo Yaqui Don Juan (investigaciones posteriores niegan su existencia) centraban la enseñanza del antiguo chamanismo mesoamericano. Del peyote y hongos, paso a la meditación y control energético para acabar en una mezcla amorfa de arte marcial llamado “Tensegridad”. Como suele ocurrir, de la exaltada novedad, al tortuoso desengaño, el relato de las enseñanzas hacia una conciencia elevada termino en una elevada cuenta bancaria para el doctor Castaneda. “Viaje a Ixtlan” me parece rescatable, al encontrar algunas similitudes en filosofía y técnicas orientales, descartando los alucinógenos. Supongo que, por diferentes vertientes, pero al final se llega al mismo punto.
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