Dentro de mis cúmulos de pensamientos y sensaciones, la dualidad de ellos me aplasta. Esa lucha entre uno y otro. La necesidad de mantenerse en medio, observador, espejo de la realidad. Por eso siempre me ha gustado Crimen y castigo, disfrutar del ascenso y caída (¿o será al revés?) de Raskolnikov. Lectura obligada en secundaria, volví a leer a Dostoyevski hasta la universidad. Y ahora de nuevo. Y aunque su lenguaje es algo anacrónico, cada ves que repito esta lectura, la angustia me invade, de una manera que redime.
martes, 30 de marzo de 2010
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2 comentarios:
Un verdadero clásico. Yo diría. Gracias Miss Bertha.
Si, también el reconocimiento a la Miss Bertha. Uyy, un clásico también la Miss Bertha!
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